Las bodas me producen sentimientos encontrados.
Por un lado me gustan, sé que lo voy a pasar bien, pero por otro creo que tienen mucho de «aparentar» y por tanto no terminan de gustarme.
Esta ocasión era bastante especial, ya que se casaba mi hermana, participaba activamente en la ceremonia y quería estar muy guapa.
Buscando y preguntando me topé con una diseñadora joven que consiguió convencerme: Esther Pousa, de Pousa Design.
Tuvimos varias charlas, investigó mis gustos, estudió mi vestuario, mi figura, los colores que mejor me quedaban, cómo quería llevar el pelo…. vamos, un completo estudio 🙂
El proceso fue el siguiente:
Quedamos un día para conocernos, estuvimos charlando sobre el evento al que pensaba acudir, qué iba a llevar la novia, qué iba a llevar mi madre, la etiqueta en general, lo que me gustaba, lo que no… ¡¡hasta del tamaño de los tacones que solía utilizar!! con lo que se hizo una idea aproximada (bastante cercana) de lo que estaba buscando. Como habíamos quedado en mi casa le echó un vistazo a mi armario y al zapatero 🙂
El día siguiente que quedamos, vino ya con algunos bocetos. Estuvimos trabajando sobre ellos. Por poner un ejemplo: la chaqueta tiene manga francesa, que es muy bonita, pero como iba a estar muy atareada durante una parte del banquete, necesitaba sentirme cómoda. Adaptó la manga de tal manera que podía doblarla sin que perdiese «glamour» sintiendome a la vez muy muy cómoda 🙂
Una vez definido el diseño, puedes dejar en sus manos el comprar la tela o, algo que recomiendo, ir con ella a comprarla. Elegimos tonos verdes, acordes con mis ojos, con un estampado muy bonito para la tela del vestido.
También fuimos a comprar los abalorios que adornarían el corte del pecho y harían las veces de tirantes.
Con un corte imperio, de tirantes (casi palabra de honor, porque los tirantes eran mero adorno) y largo hasta los pies, entallado en la zona de la cintura.
Mucho vuelo, muy vaporosa la capa estampada «de fuera», con cuerpo el forro, no un mero forro sino un crepé de un color precioso.
La zona del pecho con un plisado muy favorecedor, en vertical.
Para la chaqueta elegimos una tela también de tonos verdosos, que se podía utilizar por ambos lados. De esta manera el juego de la manga quedaba ¡espectacular!
Una vez tuvimos las telas (y los elementos necesarios como forros y cremalleras) fuimos a conocer a las distintas modistas con las que trabaja, de tal manera que eligiésemos la que confeccionaría el traje. Me «dejó» elegir porque mi madre es costurera y conozco el oficio.
La modista me midió todo lo medible. Esther y ella estuvieron como media hora larga hablando sobre los patrones a preparar, donde hacer los cortes y cosas así.
Cuando terminaron, establecimos el «calendario» de pruebas…. ¡¡¡parecía la novia!!! 😀
Primera prueba: sólo forro.
Segunda prueba: forro y primer corte del vestido y primer corte chaqueta.
Tercera prueba: forro, vestido y chaqueta.
Cuarta prueba: forro, largo del vestido (con zapatos) y chaqueta.
Recogida y quinta prueba: antes de llevármelo, me lo probé otra vez para re-comprobar que todo estaba perfecto 😀
Durante todo el proceso Esther estuvo a mi lado acompañándole a las pruebas.
Como quería que todo fuese perfecto, contraté sus servicios como «Personal Shopper» y me llevó de tiendas: encontramos los zapatos perfectos, el bolso perfecto, collar, pendientes, pulsera e incluso los adornos para el pelo! Para terminar con su asesoramiento, compramos un pintauñas apropiado y me recomendó los colores del maquillaje.
Ni que decir tiene que estuve guapíiiiiiiisima en la boda 😀
Por tanto, para todas aquellas/aquellos que viváis en Madrid y tengáis un acontecimiento importante, no tan importante o simplemente queráis remodelar vuestra imagen… ¡es altamente recomendable!
Y que diablos….¡¡mola ser princesa por un día!! 🙂