Hacia muchos muchos años que no visitaba Lisboa…. tantos que no lo recordaba.
El puente de noviembre, ya que el día 1 de noviembre es festivo en España, nos fuimos dos parejas para allá y ha sido un puente genial, para repetir tanto la ciudad como la compañía.
Partimos desde Madrid aproximadamente a las 1630h y llegamos para irnos a dormir, porque allí se cena bastante tarde y queríamos estar en plena forma para aprovechar todo el fin de semana.
Nos alojamos en la PENSÃO ESTAÇÃO CENTRAL, que tal vez no sea el hotel más bonito o de mayor categoría de la ciudad pero está increíblemente bien situado, es limpio, tiene baño en las habitaciones, es silencioso, el personal es muy amable y es económico… ¡¡no se puede pedir más!!
El mayor problema de ir con el coche a Lisboa es dónde dejarlo aparcado. La zona central es toda de pago y hay que estar cada dos horas poniéndole el ticket, pero los aparcamientos públicos son muy asequibles. El EMEL o Empresa Pública Municipal de Estacionamento de Lisboa, en su página web, dispone de toda la información necesaria para elegir y localizar un aparcamiento que nos venga bien. A nosotros nos salió por menos de 13€ las 24h, que pagando entre 4 es un precio más que asequible para tener el coche a cubierto y vigilado.
Lo único que no os acompañó fue el tiempo. Llovió mucho rato, no todo el rato pero si lo suficiente como para que nos saliese «rentable» la compra de la tarjeta «Lisboa View» para realizar 3 recoridos turísticos, dos en autobús y uno en tranvía. Además nos permitía coger el transporte público ilimitadamente durante los dos días que duraba el bono.
La empresa con la que compramos el bono (que hay varias en Lisboa) es:
Pero empecemos por el principio, que me lío me lío y ¡al final no hay quien se entienda!
Tal y como dice la Wiki, Lisboa es la capital de Portugal. Está situada al oeste de la península Ibérica con el centro de la ciudad mirando a la desembocadura del Tajo.
La ciudad tiene una orografía que no es demasiado amigable para andar. Tiene una zona central, alrededor de la plaza de Comercio y las calles perpendiculares a ésta (Rua da Plata, Rua dos Douradores, etc., que ahora sé que se llama barrio del Chiado) que son llanitas pero tanto al este como al oeste tenemos numerosas cuestas y escalinatas.
Y ahí es donde reside gran parte del encanto de Lisboa. El transporte público mantiene los tranvías en perfecto estado de revista y existen varios elevadores y funiculares que permiten acceder a las partes altas de la ciudad de una forma muy cómoda y a la vez «turística».
El primer día, el sábado, desayunamos dos veces. Una en una pequeña tasquilla junto al hostal y la segunda en un bar bastante chulo, con unos desayunos muy baratos y con una gran variedad de boyería.
Nuestra primera visita fue El Elevador de Santa Justa. Es una mezcla entre medio de transporte y atracción turística. Tal y como dice la Wiki, está construido entre 1900 y 1902. Es una preciosa estructura metálica coronada por un mirador. Desde él se tiene una increíble vista del otro lado de la ciudad. Como subes hacia el Barrio Alto (en este plano, se pueden ver perfectamente los distintos barrios de Lisboa :D)
Además, en el ticket de Carristur están incluidos los transportes de la ciudad y, se crea o no, el elevador de Santa Justa es, a todos los efectos, como coger un autobús!
Y se puso a llover… con lo que elegimos realizar nuestra primera ruta en autobús.
Carristur tiene 3 rutas distintas (traduzco de la web):
- Olisipo Tour: este es circuito alternativo por excelencia, que resalta una de las características más sorprendentes de la ciudad: sus contrastes. El objetivo de este tour es mostrar lo que hay más allá de las principales atracciones turísticas. El tour Olisipo ofrece una idea global de cómo la ciudad se ha desarrollado a lo largo del tiempo y cómo se disfruta por sus habitantes. Se puenden visitar los museos más importantes, divertirse en el Parque das Nações, la zona de ocio de la ciudad o visitar el zoológico. Se realiza en autobús.
- Tagus Tour: este es el circuito histórico, que ofrece al turista la oportunidad de ver las áreas de Lisboa donde se encuentran la mayor parte de los monumentos, como las joyas de la arquitectura portuguesa en Belem, las plazas más principales y los museos más importantes. Se realiza en autobús.
- Hills Tramcar Tour: el tour de las colinas en tranvía. El tranvía es una típica forma de transporte en Lisboa, da al turista la oportunidad de visitar los mejores barrios de la ciudad vieja y ver la Lisboa medieval, con sus estrechas y sinuosas calles y callejones que son un hervidero constante de vida.
Para comenzar realizamos la Tagus Tour, que recorre el centro histórico de la ciudad y después se va hacia el barrio de Belem. Las vistas son increíbles, el casco histórico es precioso… pero llovía a mares y no pudimos bajarnos. Una pena, porque debe ser un paseo maravilloso… una cosa pendiente!
Una vez terminada la ruta, de casi una hora de duración, nos fuimos a comer «de súper barato», a un burger. Yaseyase, ¡¡con la cantidad de sitios que hay para comer en Lisboa Barato!! pero nos pareció lo más sencillo y fácil. A parte de que estábamos empapados hasta los huesos, con frío y necesitábamos una sobredosis de calor y calorías 😀
Pensabamos realizar el tour del tranvía por la tarde, después de comer, pero un imprevisto nos obligó a bajarnos del tranvía y terminamos en la Rua Martim Moniz, donde está el Centro Comercial Mouraria. Es de lo más curioso, ya que se trata de un centro comercial de tiendas de los llamados «de chinos». Allí se pueden encontrar una gran cantidad de mercancías a un precio ¡super barato!
Estabamos alrededor de la primera parada de los autobuses de la empresa de circuitos y terminamos cogiendo el segundo circuito, el Olisipo, que va por distintas zonas modernas de la ciudad…. y fue un gran acierto!
Había dejado de llover y conseguimos cogernos los asientos delanteros de la parte superior, que son cubiertos. Como toda ciudad que se precie, el centro y las distintas zonas turísticas están iluminadas por la noche, de forma muy bonita. En especial nos gustó la zona de la expo, que estaba espectacular con la iluminación nocturna y con las distintas fuentes. Es un trayecto a realizar.
Cuando bajamos, era ya muy tarde para llegar a la reserva que tenía hecha (gkfdjañlfkdksajfdlas, soy un desastre!!!) para celebrar mi cumpleaños en: Restaurante La Brasserie de l´Entrecote y también intentamos cenar en Cervecería Trinidade, ero sin reserva resulto imposible, ya que la noche Lisboeta no se si será muy viva en cuanto locales de copas, pero sitios para cenar hay muchos… ¡y gente para cenar también!
Terminamos cenando en una pequeña tasca, con una mezcla de turistas y locales. Nos pusimos moraos y estaba todo riquísimo!. Comimos como entrante una especie de chorizo enoooooooooooooorme, muy bueno. Los chicos se cogieron los MEGAfiletes y la otra chica pidió una tortilla francesa porque no tenía mucha hambre y le plantaron un super plato combinado. En mi caso, unos calamares a la parrilla… ¡buenísimos!.
El domingo amaneció lloviendillo otra vez, pero mucho menos y abrió y salió el sol a lo largo de la mañana :D.
Como era el fin de semana del cambio de hora, volvimos a des-coordinarnos en el desayuno. Terminamos desayunando en el Starbucks que hay en la estación de tren junto a la pensión.
Como no habíamos terminado el recorrido en tranvía (sólo habíamos hecho un poquito) nos subimos en este para dar el recorrido completo.
Es precioso, increíble, genial, muy muy bonito. Me quedé enamorada de sus calles pequeñitas, sus casas encajadas las unas en otras, de las fachadas de azulejos (algunos preciosos, otros simplemente indescriptibles), de la luz.
Es en ese trayecto de cerca de una hora cuando me enamoré de Lisboa y cuando decidí que tenía que volver.
Una de nuestras excursionistas se puso malita y decidió que si quería aprovechar lo que quedaba de viaje, lo mejor que podía hacer era drogarse y volverse a descansar al hotel. Con todo el dolor de nuestro corazón coincidimos con ella, con lo que nos quedamos 3 a comer.
Comimos en el restaurante Chapitô que en el barrio de la Alfama, acompañados por unos amigos que también estaban de fin de semana en Lisboa (había muchos muchos españoles por toda la ciudad). Es muy pequeñito, pero la carta no está nada mal, los precios son asequibles y la vista es espectacular… eso si, o se sube en tranvía o te dejas los pulmones en el intento 😀
Después de comer fuimos a buscar al cuarto miembro de nuestro grupo. Se encontraba bastante igual, pero por lo menos descansada y parecía que las medicinas le habían hecho efecto.
Como había salido el sol, volvimos a subirnos en el autobús que va a Belem (suena a villancico 😉 ) que con sol y más o menos buen tiempo es mucho mucho más bonito. De todas maneras no nos bajamos, ya que no estábamos en condiciones de darnos una pateada.
Queríamos cenar en el Hard Rock Café de Lisboa (situado en la Av. da Liberdade haciendo esquina con la «Praca dos Restauradores«) pero como era la noche de todos los santos, estaba hasta la bandera y nos dijeron que teníamos que esperar ¡más de una hora!. Actualmente, en el Hard Rock Café, cuando te toca esperar, te dan una especie de cacharrillo, que se ilumina cuando te toca. El tipo de la lista nos dijo que teníamos que esperar dentro del bar/restaurante hasta que la luz se nos iluminase…. cosa que no nos apetecía.
Total, que ignoramos las instrucciones del sr de la lista y nos fuimos hacia el Elevador de la Gloria. Medio llovía, había poca gente, las luces de la ciudad… inolvidable y francamente recomendable.
En el mirador que está en la parte superior, hay un restaurante que se llama Txakoli, en el que nos tomamos una cañita «para hacer tiempo» 😉
Se podrán decir un montón de cosas de los restaurantes con el Hard Rock Café, pero en este el ambiente estaba genial, la comida rica y por un precio bastante razonable salimos casi rodando 😀
¡Ah! añadir de la plaza de los Restauradores que en ella se encuentra el Hotel Eden que tiene una terraza «vista» con un jardín! que resulta espectacular por la noche.
Después de un cortito paseo nos fuimos a descansar, ya que al día siguiente salíamos pronto de vuelta a casa….
Madrugamos, tampoco demasiado, y nos fuimos a desayunar.
Seguía haciendo frío, llovía un poquito pero…. ¡¡descapotamos para cruzar el puente del 25 de abril!! Me dolían las mandíbulas de la sonrisa que llevaba en la cara. 🙂
Y así terminó nuestra visita a una maravillosa ciudad: recorriendo sus calles en descapotable.
Fueron unos días de risas, de felicidad, de tranquilidad, de sorpresas, de momentos nuevos con personas conocidas… ha sido un viaje maravilloso.
Cosas que me quedan por hacer en Lisboa:
Pasear por el barrio de Belem y hacerme miles de fotos en la Torre de Belem
Visitar el Monasterio de los Jerónimos
Entrar en el Castillo de San Jorge (o por lo menos rodearlo)
Patear el Barrio Alto y el de la Alfama
Visitar los distintos miradores de la ciudad (como el Miradouro de São Pedro de Alcântara) y quejarme mucho de que me duelen los pies y estoy cansada.. como lo quejica que soy, pero disfrutando como una enana.
Empacharme de pasteles comprados en la fábrica de pasteles de Belem
Comer bacalao dourado! 😀
¡Hacer miles de millones de fotos de azulejos!
…. creo que tenemos que volver a Lisboa muy pronto 😀
TQ